La dedicación de una unidad de nuestra Armada,el Neptuno (A20), a la protección de nuestro patrimonio arqueológico hace que sea el primer buque español especialmente destinado a la detección y rescates de tesoros sumergidos.
El buque, que ya ha realizado operaciones similares en el pasado, ha recibido ordenes de desplazarse en pocas semanas a las costas de Cádiz para iniciar las labores de recuperación del crucero "Reina Regente", hundido en una tormenta navegando desde Tanger a las costas españoles el 10 de marzo de 1895 con 412 hombres en su tripulación. Pero,¿cual fue la historia del "Reina Regente"
El Reina Regente fue un crucero protegido construido por la ingeniería naval militar en España para la Armada en los astilleros de Thompson - Clydebank. Fue un barco pionero en muchos sentidos, pero el conjunto resultante no funcionó bien.
Fue la primer crucero español en disponer de cañones dobles en su artillería principal a popa y proa, Dos piezas González Hontoria de 280 mm, lo que posiblemente, acabo costando su hundimiento al comprometer el peso de estas piezas en comparación con su desplazamiento la estabilidad del buque.
En septiembre de 1892, acudió a Génova como parte de la Escuadra de Instrucción para asistir a los actos del IV Centenario del Descubrimiento de América.En abril de 1893 partió hacia La Habana, donde recogió una réplica de la nao Santa María, para remolcarla hasta Hampton Roads, donde ambos buques participaron en una revista naval internacional.
Hundimiento del Reina Regente
El 9 de marzo de 1895 zarpó de Cádiz hacia a Tánger el "Reina Regente", en lo que sería su última misión, devolver la embajada del Sultán a Marruecos. El día se amaneció con fuerte viento, cielo muy nublado y mar picada, pero su comandante, el capitán de navío Francisco Sanz de Andino, deseaba regresar de inmediato para poder acudir al día siguiente a la botadura del crucero Carlos V. Ya en aguas del estrecho, se vio parar al "Regente" y luego dar grandes bandazos en medio del temporal de fuertes vientos del S.O.Días después se emprendió la búsqueda con la esperanza de encontrarlo resguardado en algún puerto africano, pero la desgracia se confirmó , al encontrarse en las playas de Tarifa y Algeciras algunos restos del naufragio.
En los días siguientes fueron encontrados en las playas de Algeciras, Tarifa, Estepona, Conil y otras próximas, varios restos, como trozos de cubierta, salvavidas, una metopa con la letra «R», dos banderitas de mano, un trozo de vaina de bandera con el nombre del barco, un remo, etc.
Circularon variados comentarios sobre la causa de la catástrofe. Se recordaba que con mal tiempo el crucero acusaba sus deficientes condiciones marineras. En muchas ocasiones la proa quedaba bajo el agua, rompiendo los golpes de mar en su plataforma. También se decía que el excesivo peso de la coraza y de las piezas del 24 montadas a proa y popa, producía falta de estabilidad, por lo que el barco quedaría trabucado por los enormes golpes de mar, que harían que el buque quedase con la quilla al aire.
La comisión técnica encargada de esclarecer las causas de la pérdida del buque, admitió la posibilidad de que el duro temporal, lo hicieron zozobrar ya sin gobierno por averías en el timón o máquinas. Probablemente, la falta de estabilidad l, hizo que en el centro del espantoso ciclón el barco «se pasase por ojo» -según expresión marinera- tras encapillar sucesivamente varios golpes de mar, arrastrando consigo a toda la dotación.
La dotación del «Regente» era de 372 hombres, pero en el momento de su desaparición llevaba 412. Su comandante era el capitán de navío don Francisco Sanz de Andino Martí . Contaba con 4 tenientes de navío, 4 alféreces de navío, 1 teniente de Infantería de Marina, 2 oficiales de Máquinas, 2 médicos, 1 habilitado-contador, 1 capellán, 5 guardiamarinas, 7 contramaestres, 6 condestables (auxiliares de Artillería), 2 sargentos de Infantería de Marina, 4 cabos primeros, 3 cabos segundos, 2 cornetas, 34 soldados, todos del mismo cuerpo, y 330 marineros entre los que contaban varios aprendices artilleros. Dos marineros que perdieron el buque en Tánger y que quedaron en puerto temiendo un seguro arresto, fueron los únicos que salvaron la vida.
Hubo un único superviviente, testigo mudo de la tragedia. El alférez de navío José María Enríquez Fernández, llevaba a bordo un magnífico perro terranova de su propiedad. Al ocurrir la tragedia el animal saltó a un enjaretado del crucero, pudiendo ser recogido por un barco inglés, que lo adoptó como mascota. Durante algún tiempo «navegó» el animal en dicho buque que un buen día recaló en Sanlúcar en ruta hacia Sevilla, fondeando en Bonanza, como era usual. El can reconoció inmediatamente la costa y arrojándose al agua ganó rápidamente la cercana orilla, desde donde corrió hacia la casa de los padres de su dueño, causando la natural emoción en estos y en cuantos conservaban imborrables el recuerdo de la tragedia.
Meses después de la desaparición del «Reina Regente», otro crucero de nueva construcción , en la imagen adyacente, fue bautizado con el mismo nombre, siendo botado en los astilleros de Ferrol el 20 de septiembre de 1906. Contaba con una dotación de 452 hombres. Fue buque escuela de guardiamarinas durante algún tiempo y prestó inestimables servicios en la Guerra de África. El 31 de diciembre de 1926 fue dado de baja en la Armada.
Fuentes:
Wikipedia
islabahia.com