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Santa Marïa - F-81

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Marchando

sábado, 28 de marzo de 2009

El Arsenal del Ferrol

El Ferrol ; cuantas tardes de paseo y de Ribeiro aún permanecen en mi memoria, tardes de blanco o azul, con peto de gala , tafetán planchado, muelle de la "Bazan" , Lepanto limpio........en fin, recuerdos y "batallitas" de hace mas de 20 años.
No quiero desaprovechar la ocasión y recordar la historia de esta noble y bonita villa marinera y militar del Ferrol. La acotare al siglo XVIII , en el cual tubo su mayor modernización y punto de referencia en las construcciones navales de su tiempo y como no recordar también a los "12 Apóstoles", sin duda los mejores y mas bellos buques de su época. Y también haré referencia a la actualidad , en la que la industria naval , gracias a Navantia y su programa de construcciones navales, no solo para la Armada Española, esta reviviendo su magnifico pasado

Primero remontémonos 280 años atrás ....
Tras la resolución del rey Felipe V de declarar a Ferrol el año 1726 como capital del Departamento Marítimo del Norte, se iniciaron los estudios y trabajos para levantar inicialmente un astillero y un pequeño arsenal en la villa de A Graña, materializados en una Real Orden de 5 de Diciembre de 1726. Aunque los primeros buques de este astillero comenzaron a armarse a partir del año 1730, pronto se vio que no se cubrían las crecientes necesidades y objetivos de la Armada. Poco más tarde, por una Real Cédula de fecha 21 de Septiembre del año 1733, el mismo rey Felipe V otorgaba a Ferrol la condición de villa de realengo, cesando sobre la misma el poco apreciado señorío jurisdiccional de los condes de Andrade, Vilalba y Lemos.

Reinando ya el primer monarca de la casa de Borbón, el rey Fernando VI, la decisión del Marqués de la Ensenada, Secretario de Marina, Hacienda e Indias, de emplazar unos astilleros e instalaciones navales de mayor envergadura en la villa de Ferrol trajo consigo la orden de ejecución del Real Astillero de Esteiro con fecha 9 de Abril de 1749, bajo la dirección inicial de Cosme Álvarez, Comandante General del Departamento. La disposición inicial que contemplaba cuatro gradas se convertiría pronto en un conjunto de doce gradas definitivas, elaboradas de sillería y colocadas con proporcionada pendiente a lo largo de la ladera noroeste del monte de Esteiro, además de llevarse a cabo la construcción de los necesarios cuarteles, talleres y almacenes.
Tras la construcción inicial de varios navíos y fragatas en las gradas de Esteiro, el momento de mayor actividad y esplendor del astillero llegó con motivo de la puesta en quilla simultánea de doce navíos de línea por una orden del Marqués de la Ensenada de fecha 15 de Julio de 1752. La construcción de estos buques, que fueron conocidos popularmente por los Doce Apóstoles o el Apostolado, no porque llevaran esos nombres bíblicos sino por la coincidencia numérica con ellos, generó una amplia actividad industrial y de las obras realizadas en el arsenal y astillero, trayendo también como resultado una importante fuente de ingresos para la población de una urbe cuyo número de habitantes creció de forma espectacular debido a la llegada masiva de trabajadores de diversas procedencias.
Con referencia a la importancia de las obras llevadas a cabo en esa época, tanto de ingeniería hidráulica como de arquitectura y fortificación, es digna de hacer notar lo que escribe el ilustrado asturiano Eugenio Álvarez Caballero - entonces Alcalde Mayor de las villas de Ferrol y la Graña por recomendación de Campomanes y, más tarde ministro de Carlos IV - en una representación elevada al rey Carlos III el 25 de Junio de 1785 acerca de “las sumptuosas obras que con embidia de otras naciones y como nona marabilla del mundo se miran ya concluydas”.
La puesta en quilla de los doce buques del Apostolado se verificó entre los meses de Mayo y Noviembre del año 1752. Las primeras botaduras llevadas a cabo fueron las de los navíos Oriente o San Diego de Alcalá y Eolo o San Juan de Dios, ambas en Agosto de 1753, a los que fueron siguiendo el resto de forma sucesiva hasta la botadura del último de los buques, el Héctor o San Bernardo, el 22 de Septiembre de 1755. Todos los buques de la serie fueron navíos, prototipo del buque de línea de la época, que estaban dotados de dos puentes y armados de 68 a 74 cañones. Era normal en esta época que a los buques de la Armada se les adjudicase un santo patrón que devenía en el sobrenombre o alias religioso por el que eran luego conocidos, sobrenombre que incluso figuraba en los documentos de la época y que a veces era más popular que el oficial.
Los doce navíos de la serie se construyeron con arreglo al proyecto aprobado el año 1752 en Madrid por la Junta de Constructores que dirigía Jorge Juan, basándose esencialmente en las técnicas de construcción inglesas. La vida útil media de la serie fue de unos cuarenta y cinco años, aunque la suerte y destino individual de cada uno de los doce buques fue muy variable.
Este período de intensa actividad de los astilleros, unido a las importantes obras auspiciadas por la Corona que incluían la construcción de un amplio y moderno Arsenal, en virtud de Real Orden de 14 de Enero de 1750, y de una ciudad levantada enteramente de nueva planta, originó que, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, Ferrol fuese testigo de la visita a la nueva población y sus reales arsenales de diversos personajes atraídos por estas actividades.
Otra elogiosa opinión sobre el Arsenal de Ferrol fue la del futuro presidente de Estados Unidos, John Adams que, acompañado de su hijo John Quincy Adams, también futuro presidente, llegó a Ferrol de arribada el 8 de Diciembre de 1799 a bordo de la fragata francesa Sensible, que tuvo que reparar una vía de agua en el puerto ferrolano. Durante su estancia de casi un mes escribió en su Diario acerca de Ferrol: “Las obras públicas, las fortificaciones, los arsenales, los cuarteles, construidos de una piedra semejante a la de Baintree, exceden en interés a cuanto había visto hasta ahora.” Algo más tarde, el año 1808, el marino e historiador Fernández Duro dejó sentado el siguiente juicio sobre la ciudad departamental: “En aquella época diose en Ferrol el grandioso espectáculo de sentar doce quillas en otras tantas gradas paralelas”.
Ferrol y Navantia.
En la actualidad , para bien o para mal, es muy difícil separar el binomio Navantia (Antigua Bazan) de Ferrol.
Nace en 1947, la Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares SA. Parto tardío, pues su creación estaba ya prevista desde que la Ley de 11 de mayo de 1942 dispusiera que el Instituto Nacional de Industria constituyera una sociedad anónima con el objeto de ejecutar los programas navales y sus obras complementarias, y a la que se cederían las factorías en manos del Consejo Ordenador de Construcciones Navales Militares. Sin embargo, Bazán no se constituyó hasta el 11 de julio de 1947. En tal desfase se ha querido ver un pulso entre el Ministerio de Marina, que aspiraba a que las funciones industriales de los arsenales quedasen en manos de la Armada, y Suanzes, que defendía la creación de una empresa pública orgánicamente independiente del ministerio aunque estrechamente vinculada a él. Suanzes ganó y sentó en la vicepresidencia de Bazán a su mano derecha, Fernández Ávila. En consecuencia, Bazán se hizo cargo de las factorías navales y de las obras en curso.
Por lo que respecta a la de Ferrol, el traspaso tuvo lugar el 2 de octubre de 1947. En aquel momento se encontraban en construcción en el astillero gallego más de 51.000 toneladas de desplazamiento, es decir, casi el 60% del tonelaje en construcción en todos los establecimientos de la empresa. Siguiendo la evolución de la actividad en Ferrol pueden identificarse tres etapas diferentes desde su creación hasta hoy.
Una primera, de puesta en marcha y consolidación, abarca el período 1947-1960 y estuvo marcada por la construcción de
un gran número de unidades menores como gabarras, barcazas de diverso tipo y remolcadores. Por lo que se refiere a los buques militares propiamente dichos, los 18 entregados tampoco eran excesivamente complejos: minadores, cañoneros minadores, dragaminas, guardapescas, cañoneros y torpederos.
Un segundo período, de expansión y diversificación, cubre los años sesenta y setenta, y está marcado por la construcción de unidades más grandes y complejas. En buques militares, sin lugar a dudas, las estrellas son las fragatas DEG (Baleares, Andalucía, Cataluña, Asturias y Extremadura) entregadas en los años setenta. Fue la construcción de estas unidades, sin lugar a dudas, un hito para Bazán, que tuvo que acometer una profunda modernización de instalaciones y de sus procesos de trabajo.Respecto a los buques mercantes, continúa la especialización en petroleros cada vez de mayor tamaño. Así, en 1971 se botó el Alvaro de Bazán, que con sus 169.000 toneladas de peso muerto fue en su día el mayor buque botado en España. También destaca la introducción en el segmento de transporte general (cargueros, bulkcarriers y O.B.O.). Es necesario resaltar, además, que en esta segunda fase tiene lugar la apertura de mercados exteriores gracias al contrato de dos petroleros para la argentina YPF firmado en 1960.Lógicamente, para realizar estos encargos fue necesario ampliar las infraestructuras industriales, y entre ellas destaca la construcción de un gran dique seco y la ampliación de la Factoría de Turbinas. Esta última irrumpe con gran fuerza en el mercado de las centrales de electricidad a partir de 1961, cuando al amparo de licencias Westinghouse obtiene el contrato para suministrar los equipos de las térmicas de Málaga, Almería y Penarroya. Este proceso de ampliación se enmarca en la expansión de actividades de Bazán en el período, expansión que tendrá su punto vulnerable en la comprometida situación financiera que atravesará la empresa desde finales de los anos sesenta. Ya desde los cincuenta la empresa había tenido problemas puntuales derivados de la contracción del mercado militar y de restricciones del Crédito Naval. Sin embargo, la situación se hace más complicada en los setenta, cuando la financiación del INI se convierte en fundamental para enjugar las pérdidas. Cuando esta financiación falle o se retrase forzará a acudir al crédito bancario a corto plazo con el consiguiente desequilibrio de la estructura patrimonial de la empresa. Son también los setenta período de intensa conflictividad laboral y social, con sucesos que marcaron la vida de la empresa y de toda la sociedad ferrolana.
El tercer período abarca desde los años ochenta y se caracteriza por una cada vez mayor especialización en buques militares con un importante componente tecnológico. Además, en estos años Bazán acomete un profundo proceso de reorganización interna. Por lo que se refiere a las construcciones militares, el período se abre con la entrega de cuatro corbetas entre 1981 y 1982, la botadura del portaaviones Príncipe de Asturias ese último año y la entrega de cuatro fragatas FFG ( Santa María, Victoria, Numancia y Reina Sofía) entre 1986 y 1990. El portaaviones supuso para la empresa, no sólo adentrarse en la construcción de un tipo de buque hasta entonces imposible, sino también la transformación radical de los métodos de ingeniería, gestión e información aplicados.

Los años noventa muestran menor número de buques construidos, pero entre ellos cabe destacar las modernas fragatas FEG Navarra y Canarias, cuatro patrulleros de altura, el portaaviones Chakri Naruebet para la Armada de Tailandia, el A.O.R. Patiño y el ATS/LPD Galicia .
Por otra parte hay que destacar que en esta etapa desaparecen paulatinamente las construcciones mercantes debido a la decisión de no competir con el resto de los grandes astilleros públicos inmersos desde finales de los años setenta en una grave crisis. En el mismo sentido apuntan los esfuerzos de diversificación hacia líneas vinculadas con tecnologías de doble uso (militar y civil). Hay
que destacar, así, la fabricación turbinas de vapor (más de180% del parque español de turbinas para centrales eléctricas convencionales y nucleares), la de aerogeneradores y la de plantas de cogeneración. También se han potenciado los mercados de reparaciones, que desde 1993 están considerados como línea de negocio independiente.Estos esfuerzos de adaptación y desarrollo tecnológico se han visto coronados en el año 2000 con la adjudicación del contrato de construcción de cinco fragatas para la Armada de Noruega. Un contrato de más de 220.000 millones de pesetas que supone carga de trabajo para el astillero de Ferrol durante diez años, y que demuestra que Bazán es firma puntera en la construcción naval militar y los últimos proyectos estrella de la Armada Española: el BPE "Juan Carlos I" y las F-100.....

Fuentes:
Ferrol ciudad Patrimonio de la Humanidad

La costa mas linda del mundo